Yucateco que se respeta hace estas cosas…

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Hay cosas que nos definen a los yucatecos aún más que el simple hecho de ser cabezones, chaparritos, morenitos y medir lo mismo de alto que de ancho. Se trata de toda una maraña de características que nos delatan en cualquier parte como yucas y tal pareciera que salimos del mismo molde.

Esta es una lista de apenas 10 de estas cosas, que seguro reconocerás y no podrás negar pues tu también las llevas en la sangre:

1.- Comer frijol con puerco los lunes

Todo buen yucateco sabe que es un pecado no comer un tremendo plato de frijol con puerco el primer día de la semana. Suele llevar su salsita de tomate, cilantro, rabanitos, aguacatito, tortillas, entre otras cosas y uno termina chupándose los dedos. Eso sí, tiene que ir acompañado de su respectiva coca-cola.

2.- Comer galletas Dondé especialmente los Globitos

Si eres un buen descendiente de kukulcán, no puede faltar en tu menú la lista completa de galletas Dondé; las conoces muy bien: desde los tradicionales globitos y bizcochitos con café hasta las famosas soles, y hasta la galleta soda para cuando te embutes de ensalada de pollo en las novenas (ese es otro tema).

3.- Extrañar el Soldado de Chocolate y la Sidra Pino

Sin duda, una de las mayores tragedias en tu vida (si eres yucateco) es que haya desaparecido la Sidra Pino y la posibilidad de que no vuelvas a probar nunca más el exquisito Soldado de Chocolate. Intentas consolarte con la Bevi pero te sabe aguada y esperas que en el paraíso los ángeles te den a probar nuevamente esa delicia celestial llamada Soldado de Chocolate.

4.- Comer cochinita los domingos

No puede faltar, gallo. Lo primero que haces al levantarte de tu hamaca los domingos es ir corriendo a la esquina donde haces cola por una hora hasta que logras comprar tu kilo de cochinita pibil para el desayuno. Si eres fresa lo compras ligth pero si no, le metes con todo y grasita. ¡Qué rico!

5.- Dormir en hamaca y patear la pared para mecerte

No existe nada más típico que despertar creyéndote spider man por las marcas que te dejaron los hilos de la hamaca en tu cara. Y es que no hay otra opción más cómoda que ésta para dormir y roncar como volchito destartalado. Lo mejor de todo es que puedes mecerte como si estuvieras en los columpios del parque y lo único que tienes que hacer es patear la pared tan fuerte como quieras sentir la adrenalina.

6.- Llamarle “flit” al insecticida (entre otros)

Le llamamos “Flit” al insecticida, “clinbebé” a los pañales, “sabritas” a todas las frituras de cualquier marca, “Fab” al detergente

7.- Hablar aporreado

Mare hija, eso es algo que evitará que te confundas con cualquier miembro de otro estado de la república con solo abrir la boca. Los yucatecos tenemos una forma muy peculiar de hablar y todo se debe a la forma en que se hablaba originalmente en esta zona. Cuando los mayas aprendieron a hablar español no pudieron quitarse el acento que ya tenían y pues hasta hoy conservamos esa forma de decir las palabras.

8.- Sentir la “heladez”

Como en Yucatán hace un chorro de calor apenas baja un poco la temperatura ya nos sentimos como en el polo norte, con un frío que cala nuestros huesos y nos obliga a poner periódicos debajo de nuestra hamaca para que no trepe a nuestra espalda la humedad. A ese frío que se siente uno o dos días de todo el año le llamamos heladez y nos da ganas de estar empiernados con nuestras respectivas parejas.

9.- Decirle “hija” a cualquier persona

Esto va de la mano con hablar aporreado. Palabras como, hija, gallo, pelafustán y otras, están en nuestro vocabulario cotidiano para referirnos a los demás, sean hombres o mujeres. Además hay otras palabras demasiado yucas como weputa o pelená pero de eso ya hablaremos en un catálogo completo de groserías yucatecas.

10.- Tener una foto de chico bañándote en una cubeta

Todos tenemos fotos vergonzosas de cuando éramos unos dzirices, sin embargo, los yucatecos compartimos una que es casi más obligada que las fotos que te piden en la escuela, se trata de esa foto en la que apareces en pelotas dentro de una cubeta de pintura que fue convertida en bañera cuando eras un morrito. Lo peor es que a nuestras mamás les encanta mostrar esa foto a la noviecita cuando recién la está conociendo.

Pero bueno, si no te sentiste identificado con alguna de estas descripciones es que no eres yucateco o de plano te crees ingles o alemán renegando de tus raíces.

Pero si eres yuca de corazón te invitamos a compartir esto con tus camaradas para que se identifiquen. Más adelante les soltaremos una segunda parte con más cosas que delatan a un “yucaterco” aquí y en china. ¡Ai´nos vidrios!